Nuestro Señor Obispo Thomas A. Daly Directrices para el Ministerio Parroquial Hasta el Momento 2 de octubre de 2020
Introducción: Como miembros del único Cuerpo de Cristo, debemos de estar unidos y firmes en nuestra adoración a Dios, en el anuncio del Evangelio y en el amor a nuestro prójimo. Esto es válido tanto en tiempos de relativa estabilidad como de gran perturbación, como hemos experimentado estos últimos ocho meses bajo la sombra de la pandemia del COVID-19. Con la meta general de la salvación de las almas, promulgo estas pautas para promover nuestras tareas esenciales de la celebración de los sacramentos, de la oración y de la enseñanza de la fe, preservando al mismo tiempo de las perturbaciones innecesarias provocadas por el virus. Además, nuestras acciones pueden contribuir al bien común de la comunidad en general, manifestando así nuestro amor al prójimo en un mundo hambriento de la misericordia de Dios.[i] A pesar de nuestra fatiga con la situación actual, la mejor información científica disponible sigue indicando que el coronavirus es significativamente más peligroso que la gripe estacional. Es, a la vez, más contagiosa y mortal que la gripe. [ii] Es lógico que debemos de acatar las precauciones necesarias en respuesta a estos riesgos tan elevados de contraer el coronavirus. Nuestras precauciones hasta ahora han demostrado ser eficaces. Hasta la fecha, no ha habido casos de transmisión del COVID19, y, mucho menos brotes, asociados con la celebración de las Misas públicas en nuestra Diócesis. De hecho, hay evidencia, a nivel nacional, de que las iglesias que siguen las pautas de seguridad razonables no han visto que se propague el COVID-19, incluso en los casos en que los individuos asistieron involuntariamente a la Misa mientras ellos podían infectar a otras personas. [iii] Sin embargo, debemos recordar que el coronavirus es capaz de propagarse rápidamente en los entornos de la Iglesia cuando no se siguen los protocolos de seguridad. [iv] Por tanto, les agradezco su ayuda al regresar a las Misas de manera responsable y segura para, así, tener una vida parroquial más activa, y los animo a la paciencia y a la perseverancia. Estas pautas se refieren a las actividades sacramentales, espirituales y catequéticas propias de la parroquia. Esto incluye la celebración de la Misa con público, las ocasiones de la oración comunitaria y privada, y la celebración de las clases de catecismo. Las escuelas católicas deben observar las directrices más específicas que les proporciona la Oficina de Educación. Prácticas Básicas: Las parroquias deben de desarrollar los protocolos de control de infecciones para sus reuniones que incorporen estas prácticas básicas: •"Observación de la sana distancia"– Las personas deben de observar el distanciamiento físico manteniendo no menos de seis pies (esto es, metro y medio) entre las personas que no vivan en su misma casa. •"Usar cubrebocas” [v] – Los feligreses deben de llevar cubiertos sus rostros faciales siempre que estén en el interior de la Misa, excepto para la recepción de la Sagrada Comunión. No se requiere usar cubrebocas si no se puede usar de forma confiable puesto que puede agravar la dificultad respiratoria de la persona o puede agravar otro riesgo para la salud de la persona. Se pide, de la manera más atenta, a los sacerdotes a usar cubrebocas durante la distribución de la Sagrada Comunión. • "Lavarse las manos" – Se recomienda, de la manera más atenta, el que las personas se puedan lavar las manos antes de Misa y el usar el desinfectante de manos al entrar en la Iglesia o a otro salón de reunión. Asistencia y obligación dominical: • Antes de asistir a cualquier evento parroquial, las personas deben de saber si están mostrando síntomas del COVID-19. [vi] Cualquier persona que tenga síntomas (especialmente una fiebre de 100.4 grados Fahrenheit) del coronavirus y que no estén relacionadas con otra afección (por ejemplo, la gripe) no debe de asistir a eventos parroquiales ni a la Misa. • Se recomienda a las personas vulnerables, o en riesgo por alguna otra enfermedad, o que tengan miedo, o que sean personas mayores de edad a que permanezcan en sus casas. • La dispensa de la obligación de asistir a la misa dominical permanece vigente hasta nuevo aviso. Sin embargo, las personas que no puedan asistir a la Misa dominical en persona deben de llevar a cabo alguna otra práctica espiritual para marcar la importancia del Día del Señor: como ver la Misa por el Internet o rezar el Rosario. Capacidad: • El principal determinante de la capacidad de un espacio (por ejemplo, de la Iglesia, del salón, de algún cuarto, etc.) es su capacidad para acomodar el distanciamiento físico entre personas de diferentes hogares. • Los párrocos deben de observar y de seguir los límites de capacidad propios de la fase de reapertura de su condado. Ambiente: • El desinfectante de manos se debe de poner a la disposición de todas las personas en las entradas de la iglesia o de los salones para las reuniones. • Se pueden utilizar ya el agua bendita en las entradas de la Iglesia.[vii] • Los espacios deben estar marcados o dispuestos para facilitar el distanciamiento físico entre personas. • Debemos de emplear métodos de saneamiento después de las reuniones. • Evitemos el uso de artículos compartidos y reutilizados, como los misales en las bancas o los libros de cantos, o, si los van a usar, asegúrense, por favor, de desinfectarlos al terminar de usarlos. Los artículos de un solo uso (por ejemplo, los boletines, los sobres, etc.) pueden ser distribuidos y utilizados para las familias o los individuos. • Se debe tener cuidado de garantizar una ventilación adecuada o aumentarla de los espacios que no tengan muchas ventanas o puertas. Notas litúrgicas: • Los sacerdotes que están celebrando o los organizadores de eventos o de catecismo deben estar atentos a limitar la duración de las reuniones, esto es, que no se alargue el tiempo de las reuniones. • Se permite que los coros canten, pero limitadamente. Esto supone el uso de cubrebocas para que no propaguen el virus por medio de gotas que se puedan respirar. • No pasen las canastas para recoger la colecta banca por banca ni persona por persona. • No habrá procesión ni presentación de las ofrendas por parte de los fieles. • Se debe omitir el Saludo de la Paz. Comunión: • La Preciosa Sangre de Cristo no se distribuirá a las personas. • Los que den la Comunión deben usar siempre cubrebocas. • Se anima a los feligreses a recibir la Sagrada Comunión en la mano solamente. • Las familias que se acerquen a comulgar deben de estar separadas de las otras familias, siguiendo la directriz de separación de seis pies o metro y medio entre ellos. • Si los párrocos usan ministros extraordinarios de la Eucaristía para dar la Sagrada Comunión, estos deben de ser pocos en número. • No se permite el uso de guantes ni pinzas para dar la Sagrada Comunión. Adoración y Oración: • Durante este Año de la Eucaristía[viii], los párrocos deben estar atentos a proporcionar oportunidades para la Adoración Eucarística mientras observan las pautas que ya se han dicho, especialmente las de distanciamiento físico entre personas. • Incluso cuando la Adoración Eucarística no esté disponible, las iglesias deben de permanecer abiertas, en la medida de lo posible, para que los fieles realicen visitas privadas o individuales al Santísimo Sacramento. Catecismo: • Las parroquias pueden organizar actividades con un propósito explícito de formar en la fe, como hacer estudios bíblicos, grupos de jóvenes y clases para la preparación sacramental o catecismo. • Estas reuniones deben observar las directrices aplicables descritas anteriormente. • Se puede dar comida en bolsitas o en porciones individuales (es decir, sin servirse usando todos una misma olla o plato). Se debe emplear el lavado de manos o desinfección, y se debe observar el distanciamiento físico entre las personas al consumir sus alimentos.
[i] El hacer esfuerzos para mitigar la propagación de enfermedades dentro de nuestras propias parroquias tiene implicaciones obvias en la salud física de la comunidad en general. El hacerlo ayuda a proteger a los miembros vulnerables de la población de nuestra ciudad, cuyas vidas no son menos valiosas debido a su susceptibilidad. Además, los líderes de nuestros hospitales católicos me han aconsejado que todavía pueden encontrarse rápidamente en una posición precaria si hay un aumento repentino y persistente en los casos. Si bien los esfuerzos iniciales y exitosos para "aplanar la curva" proporcionaron a nuestros sistemas de atención de la salud el tiempo necesario para hacer frente a esta nueva enfermedad, la vigilancia continua es necesaria para preservar un equilibrio sostenible entre la actividad del COVID-19 y la capacidad de nuestros hospitales para tratar a los pacientes de todas las condiciones que presenten. Además, el marco actual de la política de salud pública ha hecho que la reapertura económica y educativa dependa de mantener la actividad de la enfermedad bajo control, afectando tanto a los católicos como a los no católicos. Si bien las personas de buena conciencia pueden debatir y desafiar la solidez de estas políticas, esto no puede ser, de ninguna manera, motivo para un comportamiento imprudente. De hecho, la creciente prevalencia de la violencia y las nociones de revolución radical dentro de nuestro discurso público parecerían justificar un mayor esfuerzo para defender el orden público y la civilidad, incluso a riesgo de sufrir humillaciones o de encontrarnos "como el último de todos" (c.f. 1 Corintios 4, 9).
[ii] Este artículo (del 10 de agosto del 2020) fue publicado en la revista académica de la Asociación Médica Católica e incluye una visión general útil de los términos científicos y de la comprensión actual del COVID19. El coronavirus parece ser "notablemente más contagioso que la gripe estacional y pandémica" (pág. 4). Los estudios que intentan comparar la tasa de letalidad de casos (CFR) del COVID-19 y la gripe estacional estiman que el COVID-19 oscila entre 14 veces y hasta 44 veces más mortal que la gripe (pág. 5).
[iii] Este artículo (del 19 de agosto del 2020) resume las experiencias de las Iglesias Católicas en los Estados Unidos y aboga por la eficacia de los protocolos de seguridad para prevenir la propagación del virus. Incluye las descripciones de varios casos de "llamadas cercanas de casi contagiarse" documentados en la Arquidiócesis de Seattle en los que la presencia de individuos infecciosos en los servicios religiosos no resultó en infecciones aparentes adicionales.
[iv] Al comienzo del brote, dos casos demostraron la posibilidad de que el coronavirus se propagara fácilmente en entornos relacionados con la Iglesia en ausencia de medidas de seguridad: 1) una práctica de cantar en un coro en el condado de Skagit y 2) unos servicios en una Iglesia en Arkansas. Más recientemente, a medida que las comunidades comenzaron a reabrir sus iglesias, una iglesia pentecostal en Union Country, Oregon fue la fuente de un brote que llevó a los funcionarios locales a retroceder de la Fase 2 a la Fase 1 de reapertura. Esta iglesia no parecía observar medidas de control de infecciones.
[v] La cuestión de los cubrebocas ha sido, por desgracia, un punto de inflexión para el conflicto y la preocupación. Como Obispo de esta diócesis, adopto esta medida de control de infecciones mientras confío en la aportación de las fuentes católicas de buena reputación, incluyendo las directrices promulgadas por el Instituto Tomístico y la Asociación Médica Católica y las conversaciones directas con el liderazgo en Providence St. Joseph Health.
[vi] Los síntomas de COVID-19 incluyen: • Fiebre (100.4 grados Fahrenheit o superior) o escalofríos • Tos • Dificultad para respirar o no poder respirar bien • Fatiga • Dolor muscular o corporal • Dolor de cabeza • La pérdida del sabor o del olor • Dolor de garganta • Congestión o escurrimiento nasales • Náuseas o vómitos • Diarrea
[vii] En los Principios Diocesanos del 27 de mayo para la reapertura, se mencionó que el uso del agua bendita en la entrada de la Iglesia estaba prohibido como medida de precaución. Desde entonces, no ha habido evidencia de la propagación del coronavirus a través del agua, y con mucho gusto acogemos con beneplácito el regreso del agua bendita en consulta con la autoridad sanitaria local.
[viii] Puede encontrar más información sobre el Año de la Eucaristía promulgado en la Diócesis de Spokane en esta página web.